Romántico el adolescente punk que vi esa mañana de otoño entre discos
acné en su cara asombrada y un demonio enamorado de una angelita loca
en sus inquietos ojos, y yo atisbando la inocencia impura
columpiándome en el tiempo como vouyeur lejana
escuché una balada en versión violenta
"es duro estar sin ti, no puedo vivir sino estás, volverás, volverás"
evocación del pogo al pie de un kiosko de videos gore
y raxié a solas con el dibujo mental de mi locura deslizada en las calles de Lima.
No hay regreso sombra mía, ya lo decía el viejo Emile de alguna manera
cuando se balanceaba en el insomnio mortal y el universo cabía en su angustia
así camino por la vereda imaginaria de la ciudad desolada en la madrugada
y subo al tren, para pasear entre los vagones alucinando a la soledad negra y blanca
como en un terrible film de Ed Wood
mientras la destrucción bordea la ciudad cuando los chiquillos salen de sus casas y odian
sin pausas ni remordimientos entre humo y hambre
nubes núbil niebla numen oh todo revuelto y esa iracunda canción sonando
no soy la adoración de nadie ni tierna me creen
mas yo sé dónde mi sucio corazón canta y canta solitario y loco, y allí me reclino,
con un siniestro brillo en mi cerebro, extasiada por todo lo que se me revela y escapa
yo lo sé, y desolación no vibra en mí sino algo inexplicable, desconocido como un teorema oculto
y ese es mi orgullo y mi única salida.