Escuhaba el Vals del Segundo de Les Luthiers y me reía. Suelo reírme con este famoso Vals.
Benditos sean, los Les Luthiers.
Esta placidez momentánea me recuerda la mirada de Horacio, cuando se posaba sobre la Maga. Creo ver a Talita al borde de un trapecio, a una distancia prudfente. Más allá está la señora gorda que cantaba en ese Auditorio de cual se iban los oyentes uno a uno: la veo apechugada y bisca.
Suena aquel Bolero que termina abruptamente y me río otra vez. Mi niño se ha acostado tarde, después de una jornada larga, con su partida de Ajedrez, sus tareas, y al final la cena.
Él, en estos recientes meses, come sorprendentemente y no es obeso, cuando de pronto veo a la señora de pechos exageradamente grandes, aproximándose a nosotros y desplomándsoe sobre el pequeño sillón con un eructo impresionante.
Zas, el espacio es un lugar lleno de duendes. Qué espanto, es una pesadilla, niet, sálvese quien pueda, que salgan los seguidores del Trecianismo y de aquella secta archisecreta en la que una vez estuve, cuando vivía cerca de Sochi.
- Oiga usted, señorita dígame qué dieta sigue para estar tan delgada.
Los duendes han huído cuando vieron a la señora y los Trecianos lanzan carcajadas, una tras otra.
- No soy precisamente señorita. Bueno, sólo me alimento como pez, de algas y agua. Niet, últimamente estoy comiendo mucho maíz tostado. Nada, no hago nada, a excepción de ir en bicla por toda la zona en donde vivimos Al y yo.
Es una miseria humana, señorita, me dice la señora apechugada,
un caníbal que dice llamarse Lecter, me persigue aduciendo que lo único que quiere es probar su fortaleza al resistirse a devorarme.
ya no le importa saber sobre dietas, la portentosa señora es rara
- ¡Oooohhh!, es que es cuestion de tiempo, Fantomas está en camino y dice que usted le ha encantado por foto al Doctor Nemo, así que paciencia, digo mientras los Trecianos, le dicen a Franco, el que inventó este movimiento matemático-transversal-poético, algo ininteligible.
Todo esto me está mareando y plaaaf, giro la escena, los Trecianos se han ido, la señora Pechugona se ha convertido en pelusas, y Franco está en Praga, tramando algo inimaginable, qué sé yo, los detalles.
Afuera suenan las metralletas, y es que Fantomas ha llegado con sus doce chicas del Zodiaco.
Yo, entretanto escucho otra vez, El Vals del Segundo.
Los Trecianos regresan y tendré que hacer un banquete. Lo merecen.