Hay un intervalo entre la ficción y la realidad: algo que te saca de la zona delimitada por horarios y normas.
Quería que el pirata cuyo nombre, me dijo no debía revelar al menos un tiempo (será así) me contara algún secreto de sus aventuras inmemoriales, algo digno de recrear hasta el punto de de convertirse en una historia con fábula, donde apareciera algún chico que como el burtoniano Ostra impulsara otro relato, en cadena. Estro con divertimento.
No quisiera ser precisamente yo una émula de Harry Block. No contaría lo que el pirata me dijera confidencialmente. Niet de los niets.
En la barra del bar me divierto alucinando especies de twits larges. En ese sentido estoy de acuerdo con Harry Block: me interesa más la ficción que la realidad.
Sé que con la realidad tengo bastantes obligaciones, en remix vivencial de anticontrita mujer.
El pirata bailó conmigo esta canción (antes de irse en su machine). Es visceral y extravagante ese pirata viajero en el tiempo. En otro momento escribiré más sobre él.
april march : chick habitEtiquetas: machine, prosa, woody allen